Me recosté pensando ¡Ya sé qué necesito! Una cura de llanto.
Me toca hacer compras y hay oferta justamente en cebolla. Me compro 10 kilos, las pelo, las pico y las guardo en el freezer. Pero ¿qué voy a hacer con tanta cebolla? Bueh... quien dice 10 dice 3 kilos.
Entonces me fui a comprar y estuve dele que te dele, que te dele con la cebolla. Podés creer que el ácido me quemó la retina y tuve que salir corriendo al hospital. Ya no sabía por qué lloraba, ni para qué y eso no me quitaba la angustia.
Y cuando me curé me dije y si pongo una peli triste, bien triste... ¡ehhh! ¡Esa es buena! ¿No? Entonces me fui al video club y alquilé 10 películas. La primera, una porquería. Ni para llorar te servía. Viendo la segunda ¡todo me lloré! ¡Casi me meo encima de la emoción también! Y cuando estaba viendo la tercera y la cosa se ponía interesante... ¡Zaz! no va que me duermo ¡Fah! ¡Nunca me había dormido tan rápido en mi vida!
Y yo cada vez que volvía a ese lugar seguía con esa angustia ahí, en el medio del pecho.
Entonces me dije: ¿Y si en vez de seguir pensando en ese asunto, me pongo a hacer algo por mí? ¿por qué no hago dieta? Capaz es reflujo, tanto comer cebolla... y de repente ya no lloraba tanto, y de pronto ya no dolió el alma, y de un día para el otro, ya había pasado un año y yo ya no tenía ese reflujo que te da llanto. Entonces llegué a una conclusión: cuando uno necesita una cura de llanto, lo mejor es comer cebolla. Pero...¡Pensá! No hagas como yo. ¡Que la corte otro! Para que no ataque tu retina. Y seguís llorando un tiempo, lo que tarda la cebolla en hacer efecto. Si queres mandale un diente de ajo también para agilizar el proceso.
Eso sí, tratá de no acercarte mucho a la gente superficial... yo perdí un par de “casi amigos” por exponerme demasiado, por mi semblante tristón y por el aroma de mi piel. Y cuando esa angustia se convierte en reflujo... ¡Ya está! Lo vomitás todo, hacés una dieta especial y todo pasa... ¿No se para qué gaste tanto en el video club? Al final hubiera esperado un poco que la cebolla hiciera efecto. Y tiempo al tiempo que sana las heridas, dejás de llorar tanto, te reís más seguido y empezás a disfrutar de vuelta de la sal de la vida que te quita la cal y te da la arena.